Description
Las infecciones respiratorias agudas, a lo largo de la historia representan un problema prioritario de salud a nivel mundial, por su gran impacto en las tasas de morbimortalidad, especialmente en la población infantil y entre los numerosos agentes etiológicos descritos, los virus se reconocen como la causa predominante.1 La influenza ha sido durante mucho tiempo reconocida como un problema de salud pública en muchos países del mundo2. Se calcula que la influenza causa entre tres y cinco millones de casos de enfermedad respiratoria aguda grave (IRAG) y de 250.000 a 500.000 defunciones en todo el mundo. En la Región de las Américas, los datos desde 2004 indican que las tasas de incidencia de enfermedad tipo influenza (ETI) variaron de 862 casos por 100.000 habitantes en Chile variaron a 2.833 casos por 100.000 habitantes en Paraguay. En Argentina, la tasa de casos notificados de influenza es de 1.855 por cada 100.000 habitantes. En los Estados Unidos, las epidemias de influenza son responsables de un importante número de casos de morbilidad y mortalidad, incluyendo un promedio de 114.000 hospitalizaciones y 20.000 muertes al año.3 Extrapolando estas cifras a las poblaciones de América Latina y El Caribe, cabría esperar un total de 4,7 millones a 15 millones de casos de ETI en un solo año.4 Los sistemas de vigilancia basados en redes centinelas son útiles al aportar información epidemiológica de calidad sobre procesos determinantes o enfermedades como la influenza que, debido a sus características, son considerados de especial interés para la Salud Pública.5 En El Salvador se evidencia históricamente un incremento de las infecciones respiratorias agudas durante los meses de junio a agosto6 y dado que no está exento del impacto de la influenza, se hace necesario un sistema de vigilancia centinela que permita la identificación de la circulación del virus así como la subtipificación de las cepas por métodos de laboratorio.
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